El
Ejército de Guatemala fue creado para la protección y consolidación
del poder económico, no surge para la defensa de la soberanía, como
han pretendido sostener en su discurso; tal como lo demuestra la
historia, cuando en 1954 entregó el gobierno democrático de Jacobo
Arbenz, abriendo las puertas de nuestros territorios a la
intervención de Estados Unidos. Una vez fortalecido militarmente y
entrenado por mercenarios israelitas, orientó sus acciones al
asesinato, la desaparición y persecución de líderes, liderezas y
comunidades, así como a la expropiación de tierras y bienes
naturales para proteger los intereses de las elites económicas y
terratenientes.
La
democracia formal es impuesta como una estrategia de dominación a
nuestros pueblos, en la que el Ejército sigue cumpliendo su papel
histórico: la defensa de los intereses de las elites políticas y
económicas, así como el de las empresas nacionales y
transnacionales mediante la violencia. El genocidio ha sido la pieza
clave para mantener en el poder una clase dominante, que hoy recurre
a los desalojos violentos de las comunidades que resisten a la
imposición de un modelo de desarrollo de expolio. En la injusticia
y el beneficio que la clase opresora obtiene de esta, se encuentra el
vinculo entre el pasado y el presente: la memoria.
En
la actualidad presenciamos el reordenamiento de las estructuras que
generaron, financiaron y ocultaron la represión, asegurando su
impunidad y la de los perpetradores. Tanto los autores intelectuales
como los ejecutores, se siguen valiendo de acciones violentas que son
fortalecidas y justificadas por un aparato mediático responsable de
la criminalización de las luchas y resistencias de los pueblos,
trayendo como consecuencia la instalación de un discurso racista que
justifica el uso de la fuerza contra cualquier movilización social.
Esos
son los pilares de la historia oficial sobre la cual se construyen
los héroes y caudillos, “valientes guerreros mataindios”
impuestos en la mente de los niños que alzan la mano hacia una
bandera extraña, enaltecida en batallones y cuarteles bautizados con
los nombres de los genocidas, como la hoy impuesta “Brigada de
Policía Militar Héctor Alejandro Gramajo”.
Interpelamos
esa historia oficial desde la memoria colectiva, la que nace de las
luchas de los pueblos en defensa de la vida, para nutrir la
resistencia que mañana como hoy, florecen en San Juan Sacatepequez.
Es por esto que hoy 30 de junio como muchos otros, hacemos homenaje a
la vida y la lucha de nuestras y nuestros héroes y mártires, un
homenaje a la vida y la lucha de los pueblos que caminan la palabra,
que no se resignan al sometimiento y con valentía se sublevan a
cualquier gobierno que atenta contra nuestra dignidad.
Hoy
nuestra memoria caminó con San Juan Sacatepequez, porque su pueblo
lucha y lucha también somos. Porque la desmilitarización del
territorio también es nuestra lucha.
Porque
a pesar de las botas, Guatemala Florece
Flores
en Resistencia 30 de Junio de 2012
Ni
Olvido No Perdón
H.I.J.O.S.
Guatemala
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