Guatemala llora, mientras los criminales andan sueltos.


Diariamente el pueblo guatemalteco se enfrenta a una violencia que desborda la paciencia. Asesinatos de pilotos1, asesinatos de mujeres y niñas, una madre que mata a golpes a su propia hija. “Los zetas” apoderándose del territorio con sangrientos ataques, cientos de niñas desaparecidas, cuerpos desmembrados. Madres que lloran a sus hijos, hijos que lloran a sus padres.
El gobierno MILITAR de turno se jacta de sus “logros”, mientras vuela en helicópteros de narcos “desconocidos”2, masacra campesinos3 y castiga con más impuestos al pueblo que diariamente costea la comida de los criminales “VIP” – quienes dicho sea de paso usan los presidios como autohotel, a donde acuden a ultrajar con vehículos blindados y de lujo a una justicia históricamente abandonada-.4 Así transcurren los días en Guatemala y pareciera que no hay salida.
Poco a poco el pueblo va cayendo en la cuenta y en la trampa. Un día ve morir a familiares, amigos y vecinos, al otro día se indigna y pide a gritos QUE SE DETENGA LA VIOLENCIA, siguen los días y aunque no conoce al muerto de hoy, lee con un nudo en la garganta los otros muertos que le siguen. Uno aquí, otro allá. El pánico lo absorbe sintiendo como la violencia juega con él, en un tablero de ajedrez en el que avanza cuadro a cuadro, y se queda frío de sentir que un día de estos… al fin lo alcanzara.
Lo que él, el pueblo no sabe, es que los hilos de la muerte y la violencia siguen invisibles y responden a quienes pagan. Hay un actor igual o peor que la bala que nos mata, esos que están detrás de la mano que dispara, los abogados corruptos que defienden criminales, los abogados que se atreven a defender lo indefendible: el asesinato a sangre fría, la violación de niñas y mujeres, la tortura y el asalto a nuestras casas.

El 23 de marzo de 1982, luego de un golpe de Estado, Ríos Montt llega a ser presidente de la Junta Militar de Gobierno y posteriormente Jefe de Estado, instituyendo una dictadura militar de 18 meses, meses en los que, cómo muchas otros vejamenes, constituye los amargamente recordados Tribunales de Fuero Especial, en los cuales jueces encapuchados sentenciaban a fusilamiento a decenas de guatemaltecos y guatemaltecas, sin que éstos tuvieran derecho a defensa alguna. Ahora, gracias a la lucha, entrega y compromiso de guatemaltecos y guatemaltecas, que pese al mismo genocidio, no claudicaron en su afán de una Guatemala mejor, los Generales criminales: José Efraín Ríos Montt, José Mauricio Rodríguez Sánchez1 Y Hector Mario López fuentes gozan del derecho de defensa y de un Código Penal que resguarda y garantiza el debido proceso.
Danilo Rodríguez, Francisco Palomo, Moisés Galindo, Cesar Calderón, Marco Antonio Cornejo, Juan Carlos Ovando Corzo y Luis Rosales Marroquín son algunos de los nombres de abogados que se dedican a defender a militares acusados de crímenes de lessa humanidad. Éstos son los nombres de quienes ante toda evidencia se atreven a defender lo indefendible; corrompiendo nuestro frágil sistema de justicia, utilizando argucias y estrategias dilatorias, quiénes fueron a la universidad a aprender no la ley sino la trampa. Estos son los hombres que se atreven a vociferar que los derechos de estos Generales criminales están siendo violentados, cuando son ellos quienes han manchado, pisoteado y aniquilado, no solo las leyes guatemaltecas, sino al pueblo guatemalteco, a su historia.
Estos abogados se presentan ante jueces para pedir sencillamente que se deje en el olvido y el silencio la muerte de miles de mujeres, niños y hombres; que no se les persiga por masacres, violaciones y torturas, que no se les persiga por el robo de los bienes de los muertos y sus niños. Que a cambio se les deje en libertad, que al fin y al cabo a diario hay muertos, violación y asesinatos en este país.
Por éstos, por los abogados que defienden criminales, es que Guatemala llora sangre, es por estos seres inhumanos que tanto criminal anda libre por las calles. Por los abogados corruptos, deshonestos y vende patrias. Si ese tipo de abogados siguen defendiendo criminales; y magistrados aceptando sus argumentos sin sustento, los delincuentes de todo tipo -asesinos, genocidas, parricidas, ladrones de cuello blanco...- estarán seguros de que no habrá consecuencia; permitirlo sería el augurio de un pueblo sometido a vivir en la violencia, el terror y el silencio.

La violencia de la guerra y la de a diario tienen algo en común: Nos quita a nuestros seres queridos, nos sumerge en el dolor y la desesperanza. La violencia de la guerra y la de a diario tienen en común al criminal, un criminal es un criminal y donde quiera que ande lo será. El pueblo cansado de violencia y de muertos debe exigir JUSTICIA PRONTA Y CUMPLIDA si perdonamos a uno sólo, y olvidamos a uno sólo de ellos, estaremos condenados a vivir día a día el dolor que causa la IMPUNIDAD: llevaremos a cuestas el futuro de un país sometido al silencio y el terror.
1 Según la Asociación de Usuarios del Transporte Urbano, en lo que va del 2013 han sido asesinados 16 pilotos.
2Piloto Capturado en Honduras es socio de empresa con que vuela el presidente”. http://www.elperiodico.com.gt/es/20121211/pais/221892
3 El periódico. Viernes de 05 de octubre de 2012. Portada.
4 Byron Lima capturado cuando iba en vehículo particular. http://www.elperiodico.com.gt/es/20130216/pais/224845/
http://www.elperiodico.com.gt/es/20130216/pais/224857/
5 http://www.plazapublica.com.gt/content/justicia-guatemalteca-ordena-historico-juicio-por-genocidio
















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